Por: Fr. Felipe Miranda Castillo
Aun con las posibles críticas que suscite la respuesta, que de hecho las tiene, por ejemplo, que la Teología de la Liberación motiva a la lucha y el odio entre clases. Considero que este modo de hacer teología sí ha fundado un nuevo paradigma de reflexión. Las razones son las siguientes:
• La mayor parte de las reflexiones se hacen a partir de conceptualizaciones especulativas de la realidad. Por lo tanto, se aborda solo un reflejo de lo que es la realidad en sí. Por su parte, la Teología de la Liberación es un momento segundo (G. Gutiérrez) e ideológico (Ellacuría) donde se analiza la praxis vivida y las experiencias para, a partir de ahí, obtener los elementos teológicos y de fe, desde el pobre, comenzando por los que dijo Jesús que son los herederos del Reino (Mt 5,3; Lc 6,20).
• Sin menospreciar otros métodos de análisis teológico, la Teología de la Liberación, trata de conceptualizar la realidad, pero tiene como punto de partida la praxis eclesial histórica (Ellacuría), mientras que otras teorías teológicas exponen el misterio de Dios sobre una base filosófica, el modo de pensar teológico, en Latinoamérica, busca aterrizar y aplicar los conceptos para transformar la realidad, tiene como base la praxis de la caridad, en un contexto concreto y las experiencias de un pueblo oprimido, descartado y explotado como lo son los pobres.
• El concepto de justicia se aborda desde los teólogos de la liberación no como la utopía de lo que debería ser, sino como el actuar que busca que la justicia se haga manifiesta en la distribución de los bienes y en la inclusión de todos. Para ello, emplea el modelo de Jesús, que escucha, mira y toca la realidad kenóticamente, para desde abajo dar una respuesta social, política, económica y religiosa al problema de la justicia en el plano personal y comunitario.
• Como plantea Ellacuría, el ver la realidad tanto la pasada como la que acontece en la actualidad es el momento noético de conocer de la realidad y hacerse cargo. El juzgar, como momento ético de decidir encargarse de la realidad y, el actuar como el momento práxico de cargar la realidad. Pero también, es dejarse cargar de la realidad, donde se celebra los gozos de la humanidad por construir la paz por la pura gracia de Dios, que es la que anima la vida de los fieles y de la Iglesia. La gloria de Dios, en este aspecto, es que el pobre viva dignamente. La Teología de la Liberación busca dar respuesta desde las bases a los problemas de las estructuras.
• Es una forma de contemplar la acción de Dios en su pueblo esclavizado y oprimido. El culto y la oración no son solo una petición o alabanza a Dios desde el individuo, sino desde la comunidad. La bendición que recibe un pobre es la bendición para otros muchos pobres más. El culto a Dios desde la lucha de su pueblo, permite contemplar a Dios que está siempre presente con los desfavorecidos.
En resumen, La Teología de la Liberación no da recetas de cómo debe ser la realidad, busca respuestas desde la experiencias del pueblo empobrecido para dar posibles soluciones a las realidades del mal producido por el egoísmo e indiferencia neoliberal de los que tienen el poder en las naciones (pecado estructural), tal como lo son los dueños de transnacionales, que limitan la instauración del Reino de Dios.
Este trabajo se basa en los apuntes de la clase de Introducción a la Teología, con el profesor Luis Paz en el primer ciclo del 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario