Editorial
El amor apasionado de Jesús revitaliza nuestro ser hermanos y menores
“Y ahora os anuncio un gran gozo y un nuevo milagro. El mundo no ha conocido un signo tal, a no ser en el Hijo de Dios, que es Cristo el Señor. No mucho antes de su muerte, el hermano y padre nuestro [Francisco] apareció crucificado, llevando en su cuerpo cinco llagas que son, ciertamente, los estigmas de Cristo. Sus manos y sus pies estaban como atravesadas por clavos de una a otra parte, cubriendo las heridas y del color negro de los clavos. Su costado aparecía traspasado por una lanza y a menudo sangraba.(…) Por tanto, hermanos, bendecid al Dios del cielo y proclamadlo ante todos, porque ha sido misericordioso con nosotros, y recordad a nuestro padre y hermano Francisco, para alabanza y gloria suya, porque lo ha engrandecido entre los hombres y lo ha glorificado delante de los ángeles". (Cf. Carta de Fray Elías, anunciando la muerte de San Francisco de Asís, 3 de octubre de 1226).
Retomando este antiguo fragmento de la Orden, anunciamos con alegría la segunda edición de esta revista. “En el contexto celebrativo anual de la impresión de los estigmas de san Francisco y en las postrimerías de su encuentro definitivo con el Padre de las misericordias. El pobrecillo de Asís sigue iluminando el camino de seguimiento a Cristo pobre y crucificado. Hacer memoria de su vida y de su amor apasionado al Sumo Bien, es vital para seguir encaminando nuestras huellas por el camino de la construcción de la fraternidad y la minoridad. Acogiendo nuestra propia fragilidad y abrazando a los estigmatizados de la sociedad; aquellos hermanos y hermanas que sufren los embates de la injusticia y de la opresión. Es el amor apasionado y entregado, contemplado en Jesús crucificado, lo que llevó a Francisco a convertirse en un hombre profeta que anunciaba el amor, la paz, la reconciliación y la fraternidad. Es ese mismo amor y contemplación el que puede ayudarnos a revitalizar nuestro ser hermanos y menores.
En esta edición compartimos el esfuerzo y la dedicación de los hermanos, destacando sus aportes académicos, literarios y experiencias de la vivencia fraterna. Que estos escritos sigan iluminando nuestra vida como hermanos y menores. Que el buen Dios nos siga fortaleciendo en nuestro caminar. Paz y Bien.
Comisión de Formandos.
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